Los chicos de la revista CRUZ PAL CIELO me han entrevistado para su próximo número. Acá va la transcripción.
¿Crees que Chile es realmente un país de poetas?
Realmente es una contradición para mí el decir eso. Mejor estaría de acuerdo con decir: ¨Chile fue un país de poetas¨. Actualmente la ¨población de poetas¨ es escasa comparada a lo que fue en otras décadas como en los 50`s. El ser poeta debería ser algo tan importante como tener un cartón universitario. Hace muchos años perdimos la noción de la poesía, que es la de vivir lo cotidiano, el ahora. Para mí lo importante no es decir si soy o no un buen poeta, sino lo importante es poder transformarse en uno.
¿Cómo te decides autoeditar sin antes pasar por el camino que muchos toman, como talleres, concursos y “amistades”?
Mi vida ha sido un camino largo de enseñanza autodidacta. Nunca creí en los talleres de poesía como tales, de hecho una vez me inscribí en uno y al llegar a él ví que no habían sillas para sentarse, así que tomé mis cosas y me largué. Nunca necesité un profesor que me enseñara crear versos. Mis mayores enseñanzas las he aprendido en mi habitación, durante largas noches escribiendo en soledad, escribiendo hasta en las paredes, tener que despertar en la mitad de la noche porque me era algo necesario el escribir. Para mí esa ha sido mi verdadera escuela.
Cuando uno enfrenta tus textos, se encuentra con un producto estético que tiene diversos afluentes. Me refiero a que no es una edición simple hecha por un tipo que sólo escribe o que sólo lee. Hay algo más desde lo visual o cierto ritmo que huele a memoria estereo…
Sí, en mi primer libro traté de jugar mucho con lo visual de los textos, desde la portada que podría perfectamente ser hecha a mano hasta el tipo de fuente que usé, algo parecida a la usada en maquinas de escribir. Crecí con la música en mi cabeza, crecí escuchando discos y a la vez leyendo o escribiendo. Siempre le dí mucha importancia a las palabras y los ritmos de las canciones que escuchaba de pequeño. El no querer seguir patrones de versos, el tener más soltura al momento de escribir para mí era y es muy importante
Viviste un tiempo fuera del país, también en provincia, indudablemente existen marcas vitales que se aprecian en tus textos. ¿Cómo resulta para ti el ejercicio de sintetizar las sensaciones que van dejando los lugares?
Eso ya es algo innato en mí. El ser parte de una tradición familiar nómade me ha hecho un tipo mucho más observador, mucho más meticuloso con las características de cada lugar que me ha recibido. No creo que podría pasar más de 5 años viviendo en la misma ciudad, la empezaría a odiar, a no ver lo hermoso de ella, por eso necesito alejarme de los lugares cada cierto tiempo para volver a quererlos, algo parecido me pasa con mis relaciones personales.
Bukowski decía que no había nada mejor que escribir poesía cuando se tenía una jornada de 8 o más horas de trabajo, ¿qué universo poético nace entre el Centro y Puente Alto desde que abordas la micro a la hora peak?
Quizás lo decía como forma de desconectarse del mundo laboral y del juego en que entras. Para mí no es tan así, para mí el escribir va más allá de solamente desahogarme de algo que no me gusta. Nunca me ha gustado trabajar, he tenido trabajos que me han hecho sentir alguien miserable, algo sin valor, un número más. No creo en la palabra trabajo, de hecho el dedicarme a escribir para mí no es un trabajo, va más allá de eso. Pero si esto algún día me da dinero, bienvenido sea, pero jamás lo veré como un trabajo.
¿Qué proyecciones tienes a partir de esta edición?
Ninguna, me conformo con que sólo una persona capté la idea de cada texto y sienta una cercanía con ellos, con eso ya soy un poco feliz.
Ahora que viajas a Buenos Aires a probar suerte, ¿dónde va a quedarse Bruno? ¿se querrá desprender de esa mezcla de Teillier y Morrissey que a veces emerge de sus versos?
Tengo sólo dos metas a corto plazo en Buenos Aires. La primera es fumarme un cigarrillo en la tumba de Carlos Gardel y la segunda es dejarle una flor a Alejandra Pizarnik, mis otros sueños vendrán solos. Nunca podré desprenderme de Teillier y Morrissey, ya están marcados sus nombre es cada uno de mis brazos.
¿Crees que Chile es realmente un país de poetas?
Realmente es una contradición para mí el decir eso. Mejor estaría de acuerdo con decir: ¨Chile fue un país de poetas¨. Actualmente la ¨población de poetas¨ es escasa comparada a lo que fue en otras décadas como en los 50`s. El ser poeta debería ser algo tan importante como tener un cartón universitario. Hace muchos años perdimos la noción de la poesía, que es la de vivir lo cotidiano, el ahora. Para mí lo importante no es decir si soy o no un buen poeta, sino lo importante es poder transformarse en uno.
¿Cómo te decides autoeditar sin antes pasar por el camino que muchos toman, como talleres, concursos y “amistades”?
Mi vida ha sido un camino largo de enseñanza autodidacta. Nunca creí en los talleres de poesía como tales, de hecho una vez me inscribí en uno y al llegar a él ví que no habían sillas para sentarse, así que tomé mis cosas y me largué. Nunca necesité un profesor que me enseñara crear versos. Mis mayores enseñanzas las he aprendido en mi habitación, durante largas noches escribiendo en soledad, escribiendo hasta en las paredes, tener que despertar en la mitad de la noche porque me era algo necesario el escribir. Para mí esa ha sido mi verdadera escuela.
Cuando uno enfrenta tus textos, se encuentra con un producto estético que tiene diversos afluentes. Me refiero a que no es una edición simple hecha por un tipo que sólo escribe o que sólo lee. Hay algo más desde lo visual o cierto ritmo que huele a memoria estereo…
Sí, en mi primer libro traté de jugar mucho con lo visual de los textos, desde la portada que podría perfectamente ser hecha a mano hasta el tipo de fuente que usé, algo parecida a la usada en maquinas de escribir. Crecí con la música en mi cabeza, crecí escuchando discos y a la vez leyendo o escribiendo. Siempre le dí mucha importancia a las palabras y los ritmos de las canciones que escuchaba de pequeño. El no querer seguir patrones de versos, el tener más soltura al momento de escribir para mí era y es muy importante
Viviste un tiempo fuera del país, también en provincia, indudablemente existen marcas vitales que se aprecian en tus textos. ¿Cómo resulta para ti el ejercicio de sintetizar las sensaciones que van dejando los lugares?
Eso ya es algo innato en mí. El ser parte de una tradición familiar nómade me ha hecho un tipo mucho más observador, mucho más meticuloso con las características de cada lugar que me ha recibido. No creo que podría pasar más de 5 años viviendo en la misma ciudad, la empezaría a odiar, a no ver lo hermoso de ella, por eso necesito alejarme de los lugares cada cierto tiempo para volver a quererlos, algo parecido me pasa con mis relaciones personales.
Bukowski decía que no había nada mejor que escribir poesía cuando se tenía una jornada de 8 o más horas de trabajo, ¿qué universo poético nace entre el Centro y Puente Alto desde que abordas la micro a la hora peak?
Quizás lo decía como forma de desconectarse del mundo laboral y del juego en que entras. Para mí no es tan así, para mí el escribir va más allá de solamente desahogarme de algo que no me gusta. Nunca me ha gustado trabajar, he tenido trabajos que me han hecho sentir alguien miserable, algo sin valor, un número más. No creo en la palabra trabajo, de hecho el dedicarme a escribir para mí no es un trabajo, va más allá de eso. Pero si esto algún día me da dinero, bienvenido sea, pero jamás lo veré como un trabajo.
¿Qué proyecciones tienes a partir de esta edición?
Ninguna, me conformo con que sólo una persona capté la idea de cada texto y sienta una cercanía con ellos, con eso ya soy un poco feliz.
Ahora que viajas a Buenos Aires a probar suerte, ¿dónde va a quedarse Bruno? ¿se querrá desprender de esa mezcla de Teillier y Morrissey que a veces emerge de sus versos?
Tengo sólo dos metas a corto plazo en Buenos Aires. La primera es fumarme un cigarrillo en la tumba de Carlos Gardel y la segunda es dejarle una flor a Alejandra Pizarnik, mis otros sueños vendrán solos. Nunca podré desprenderme de Teillier y Morrissey, ya están marcados sus nombre es cada uno de mis brazos.
| Bueno, hoy dia si es mi cumpleaños, no ayer. El asunto es que yo nací el día 22 de Septiembre de 1982 a las 00:05 AM, pero mis padres le dijeron al doctor que me trajo al mundo que pusiera que naci el dia 21 de Septiembre de 1982 a las 23:55, osea 10 minutos antes del verdadero momento. Supe la verdad de esto en mi cumpleaños numero 19, cuando mi madre le contaba a una de mis mejores amigas esto, ella sin notar que yo habia escuchado siguio hablando, y mi cara de odio fue la peor que he puesto en toda mi vida. |
así tal cual, he cambiado de blog, este ya será el definitivo, así que será actualizado con más frecuencia. Por culpa de Enrique Vila-Matas no he podido escribir durante un tiempo, así que echenlé la culpa a él, no a mí. Por cierto, mañana es mi cumpleaños